Título: “QUERIDA AGATHA CHRISTIE”
Autor, director: JUAN CARLOS RUBIO
Intérpretes: CARMEN MORALES (HIJA DE ROCIO DURCAL) Y JUAN MESEGUER
Crítica: Juan Carlos Rubio, para el teatro y otros medios, como la Tv, es una especie de Aladino con una lámpara maravillosa para hacer arte escénico de muchos quilates, muy cercano al público.
Ha encontrado un filón, para su creatividad, la confección de obras teatrales, dirigidas por el mismo, con personajes, principalmente artistas, o como en este caso, literatos, con anécdota vital importante, recordamos varias, pero quizás “La Novia de España” dedicada a una historia de amor, desamor, entre la actriz y tonadillera, Carmen Sevilla con el cantante, Luis Mariano, todo un éxito apoteósico.
Ahora su talento narrativo y escénico lo ha centrado en la reina de las novelas de misterio, Agatha Christie, que sufrió un desengaño amoroso, separándose de su marido, coincidiendo con el fallecimiento de su madre. Lo dejó todo y viajó hasta Tenerife. En principio para practicar algo que llama la atención, el Surf. Hasta aquí todo verdad. Intentó, presuntamente, suicidarse. Impidiéndole un encuentro fortuito con el escritor Pérez Galdós, evitando el fatídico final.
Así arranca esta función protagonizada por Carmen Morales, segunda vez bajo la dirección de Rubio, y Juan Meseguer. Dos intérpretes que han sabido coger las riendas, enriqueciendo la presencia de estos dos interesantes personajes, creadores, a su vez, de grandes tipos.
Una extraña estancia hotelera, por la decoración de sus paredes, de animales exóticos, hace sentir la presencia de dos ilustres a los que la vida en ciertos momentos ha arrebatado lustre, dándoles un tono decadente.
Como todo lo que parte de la gran narradora de misterio, británica; creadora del personaje del detective Hércules Poiret tiene un final sorprendente. A pesar de que no hay asesinos, ni sospechosos. Un final que ustedes no pueden desvelar. Yo creo que como un sentido homenaje a la autora protagonista creado por Rubio, el autor de la obra, siguiendo su característico estilo.
Experiencia con dos personajes llenando el escenario, con sus fuertes personalidades, pero sin saber el motivo. Crean una función con diferentes elementos; el drama, la comedia, el suspense y el empleo del humor, que la hace cuanto menos muy divertida. También se pueden sacar enseñanzas, sobre todo sobre el comportamiento de los pacientes con enfermedades mentales, aunque quede solapada por las situaciones divertidas, por sorprendentes. Por otro lado, es una bonita confesión de dos grandes.
Por tanto otro documental interesante del autor y director teatral cordobés, que ha sabido unir dos tendencias de la vida muy diferentes. Sobre todo para mí, la de Don Benito Pérez Galdós, pasó gran parte de su vida residiendo en Santander, como un hombre gustoso, exagerado, del género femenino.